Otro tema que es muy difícil de desarrollar (es una de la competencia más complicadas) es inspirar; ser capaz de inspirar. O sea, generar ese respeto que se vuelve el seguimiento, quien define el rumbo. Porque en último, los logros de una compañía se hacen a través de la visión que genera el líder más que por la capacidad operativa de ejecución sino, porque las personas están convencidas que hacia donde van es el lugar correcto. Creo que ese sería el enfoque de si yo fuera un joven, hacia donde podría llevar mi formación y competencias.
Tiende, sobre todo, sin ir a generalizar, pero, las empresas en latino américa, sobre todo la parte norte en Latinoamérica, son empresas jóvenes. Son empresas que en su gran mayoría fueron fundadas entre los años 60s y 70s. Estamos hablando de empresas de segunda o tercera generación, si mucho. Esos liderazgos tradicionales, son liderazgos más ortodoxos, por así decirlo, más militares. Entonces la inspiración de los que acompañaron a esos líderes no vienen tanto por convicción sino por exigencia o por alguna manera, porque es lo único que han visto. Mientras que los jóvenes ya han visto mucho y ya no están en esa capacidad o voluntad de soportar un liderazgo tradicional. Por eso el joven tiene que liderar a generaciones más jóvenes que las de el: esa inspiración se vuelve fundamental. Es algo que no está en los libros, ni está en el día a día, ni está en la estructura fundamental de la empresa. Conozco un caso de una organización que me pareció muy curioso el concepto; el líder de la compañía, su cargo, su rol no se define como CEO, ni Presidente, ni Gerente General sino Gestor de Expectativas y Sueños, y su tarjeta dice eso. Es por que en ultimas, su objetivo es lograr los sueños de todo el mundo, los sueños de la compañía y cumplir con las expectativas de los accionistas.